viernes, 28 de abril de 2017





Actividad 3: La hora del cuento

Introducción

El cuento es una de las bases para el desarrollo intelectual. Al contarles una historia podemos lograr que entiendan las cosas con más rapidez, que su cerebro trabaje con más certeza, se estimule su memoria y sus ganas de expresarse.

¿Os habéis fijado como los niños aprecian que les contemos un cuento en cualquier momento del día? Les encantan los cuentos porque es una forma ideal de aprender. Si miramos atrás en el tiempo, podemos apreciar el gran valor que tenían los cuentos y las historias populares para transmitir conocimiento y enseñanzas vitales para sobrevivir y desenvolverse en sociedad. Nuestro cerebro es social y aprende más fácilmente a cuando interactúa con otras personas. Además, las metáforas, son una fórmula fabulosa para generar nuevas conexiones neuronales en nuestro cerebro que se irán consolidando poco.

Los cuentos infantiles son una buena forma de crear un lazo de unión con los niños, fomentar su imaginación y su creatividad, ahuyentar los temores y en muchos casos hacerles sentir más valientes al inspirarse en sus personajes favoritos.

Lo ideal es contar cuentos antes de irse a dormir, pues es el momento en el que la mente subconsciente toma el mando y da rienda suelta a su imaginación. Lo primero con lo que soñamos es lo último en lo que pensamos. Por eso, si contamos un cuento a nuestros hijos antes de irse a la cama, les estamos ayudando a aprender mientras duermen.

El momento de contar o escuchar el cuento es bueno, pero las actividades que podemos hacer con nuestros alumnos una vez terminado el relato son asombrosas. Se pueden hacer diferentes actividades creativas como inventar otros cuentos con los mismos personajes, introducir algunos nuevos y describirlos, buscar finales diferentes, o continuar con el cuento a partir del final.

También se pueden hacer actividades para desarrollar el pensamiento lógico-matemático como secuenciar las escenas del cuento, el material, el principio, el final, ordenar las acciones a partir de dibujos, contar personajes, animales, objetos o hacer disparates sobre el espacio y el tiempo. Para comprobar el nivel de comprensión se pueden realizar preguntas sobre la historia, recordar características de los personajes o partir de las ilustraciones para recrear de nuevo el cuento.



Podemos hacer actividades musicales como imitar a los animales, realizar diferentes actividades plásticas como hacer un dibujo sobre el cuento, los entornos o los personajes, inventar canciones sobre cada uno de ellos, escuchar o buscar canciones que se puedan relacionar con diferentes momentos del cuento y se pueden recortar secuencias del cuento y ordenarlas o hacer un puzzle con un dibujo del relato.

 
Para los niños y las niñas de este tiempo, el cuento continúa siendo un instrumento emocional y mágico en sus años de escuela. Es un recurso claramente socializador, que dispone de una llave especial para abrir la puerta de la lectura y de la escritura, e incluso de la convivencia y de la tolerancia. Pero, sobre todo, su principal capacidad se basa en que todavía es capaz de activar el aprendizaje de la lengua escrita.

No puedo dejar de comentar las posibilidades infinitas que nos da hoy en día la unión de los cuentos y las nuevas tecnologías. No podemos ni debemos ponernos en contra de lo que la sociedad nos ofrece, pues parece que los portátiles, móviles y tabletas, que se han “colado” en nuestras casas y en nuestros colegios, han venido para quedarse. Por ello tenemos que utilizar todo lo bueno que nos ofrecen. En internet hay una infinidad de cuentos digitales e interactivos que nos pueden servir para captar la atención de nuestros niños en el fascinante mundo de la lectura, eso sí, sin dejar de lado los maravillosos libros de papel que siempre estarán presentes en nuestras vidas.



Existen tres formas de contar cuentos a los niños:

-          Cuentacuentos:

Es contar un cuento/una historia sin libro. Mucha gente confunde cuentacuentos con lectura de cuentos o con narración de libros. Hay que tener en cuenta que en el cuentacuentos no se utilizan ilustraciones; las únicas imágenes que el receptor ve, las crea su imaginación y ésta es, precisamente, la mayor virtud del cuentacuentos: la capacidad de generar imágenes en la mente del que escucha, la capacidad de desarrollar la fantasía, la imaginación.

El maestro debe estudiar un puñado de cuentos cada año y llegará así a poseer así un repertorio que no permitirá que se le sorprenda desprevenido a la hora del cuento.

-          Narración con libro:

La técnica de la narración con libro es muy parecida al cuentacuentos, porque en realidad no se lee, sino que se cuenta, pero con el apoyo de las imágenes. El narrador va recreando la historia a través de las ilustraciones que muestra a los niños y va asegurándose de que se fijan en los detalles, en los gestos, en los movimientos...

Al igual que en el cuentacuentos, debe conocer la historia de antemano para transmitirla con sus palabras y para interactuar continuamente con los receptores.

-          Lectura:

El narrador lee el cuento, enseñando las imágenes y se debe tener en cuenta el volumen, la entonación, las pausas, el ritmo, etc.

Cuando un adulto lee un libro, es como un mago que conociera un código secreto que le permite adentrarse en un mundo desconocido lleno de personajes y de historias. Los niños desean conocer también ese código secreto para acceder a los mundos maravillosos que se esconden detrás de las letras. 

Es fundamental que el niño escuche y entienda los cuentos que se les leen y que comparta con otros niños esa sensación de emoción, expectación, silencio y comprensión.


Elegí la estrategia de narración con libro, al principio iba a hacer la de lectura pero leyéndome el libro varias veces, decidí que era mejor enseñarlo con las imágenes e ir contándolo con mis propias palabras.

Para realizar esta actividad, elegí el cuento de “Un regalo diferente”, fue el libro que seleccioné en la primera actividad que hicimos y me gustó tanto que decidí leérmelo otra vez y así enseñárselo a mis compañeras.

Es un cuento que considero que es a partir de los 4-5 años, del tercer curso del 2º ciclo de Educación  Infantil porque ya pueden identificarse con los personajes. Es un libro sobre el que se puede dialogar tras su lectura sobre temas como la amistad, el valor material o la imaginación.



Preparación



Para la preparación del cuento lo que hice fue leérmelo varias veces yo sola para recordarlo y luego una vez que lo hice se lo narré a mi madre como si fueran las compañeras de clase.

También coincidió que cuidaba a mis vecinas de 3 y 6 años y les gustó mucho, sobre todo a la mayor. Tuve mucha suerte porque así pude ensañarlo con gente de diferente edad. 

Antes de narrárselo a mis compañeras me lo leí una vez para quitarme los nervios y recordar las imágenes que iban en cada página para que saliese perfecto.




Taller:

El día que lo lleve a cabo, estaba un poco nerviosa, porque empecé la primera de mi grupo. Se lo narre a 3 grupos.

Al primer grupo que se lo narre, me dijeron que lo había hecho muy bien. Una de mis compañeras ya se lo había leído, pero la otra chica no lo conocía y le gustó mucho. Me aconsejaron entonar más las voces y que lo hiciese un poco más despacio que iba muy deprisa. También me recomendaron algunas preguntas como: ¿Alguna vez habías ido a una fiesta de cumpleaños? ¿Llevasteis regalos?...
 
El segundo grupo me dijo que intentase contarlo más con mis palabras y no literalmente. Y también me sugirieron algunas preguntas como: ¿os gustaría ser alguno de los personajes?, ¿Alguna vez os habéis sentido como Marcel?...

Y por último el tercer grupo me comentó que lo había hecho muy bien, pero que la próxima vez lo haga con un tono de voz más alto.





Autoevaluación:

A pesar de que ya he leído varios cuentos a niños pequeños, nunca los había narrado. Agradezco todos los consejos de mis compañeras porque cada uno de ellos  me ha servido para mejorar. He de decidir que me puse bastante nerviosa, sobre todo con el primer grupo, pero poco a poco se me fue pasando y me relajé mientras lo narraba. 

En los próximos cuentos que narre, haré las recomendaciones hechas por mis compañeras para que me salga perfecto. Esto no quiere decir que lo haya sido un fracaso, porque considero que me salió muy bien y me gustó mucho realizarlo.



Conclusión:

Como maestros de Educación Infantil también tenemos varios momentos a lo largo del día para contar un cuento a nuestros alumnos. Podemos hacerlo de forma rutinaria y establecer una hora concreta todos los días (antes de salir al patio, en la asamblea o antes de irse a casa), o podemos elegir el momento en función de cómo se sienta el grupo. Los cuentos son muy buenos para relajar a nuestros alumnos cuando están especialmente inquietos. Es también una buena idea tener un objeto, como un sombrero o una varita mágica, que los niños relacionen  directamente con este momento.

A la hora de contarles un cuento es importante dar a cada personaje una voz, gestos y personalidad propios, para que el niño consiga imaginar la historia que le contamos. Nosotros también tenemos que hacer el ejercicio de imaginarla, ya que así será más creíble para ellos. Tenemos qué poner la entonación adecuada, llevar un ritmo de narración que le mantenga interesado e, incluso, actuar.

Escuchar historias hace a los niños más reflexivos ya que, en ellas, encuentran un mensaje que los lleva a comprender la forma en que deben actuar y comportarse, aprenden a escuchar con atención y a ser pacientes, fomentamos la empatía o capacidad para ponerse en el lugar del otro.




Bibliografía:

-ttps://guarderiasyescuelasinfantiles.wordpress.com/2014/02/06/la-importancia-de-los-cuentos-en-las-clases/

Apuntes de literatura Infantil, curso 2º de Educación Infantil, Tema 3.La hora del cuento.